sábado, octubre 19, 2019

Nuevos fascismos

     Sinceramente no entiendo nada de lo que está pasando hoy en día. No pretendo, ni mucho menos, dar consejos ni adoctrinar. Que eso vaya siempre por delante: uso este blog a modo de higiene mental, y aunque hago públicas alguna de mis ideas, no significa que no tenga el derecho de cambiarlas en cualquier momento: ya sea por experiencia o por capricho. Dando una vuelta por entradas antiguas, las cuales no he borrado, se nota el cambio (al menos en algunas entradas parecen que no están escritas por la misma persona). En algunas discrepo hoy día totalmente, pero no quiero borrarlas, porque para mí son historia de mi mismo. Prefiero ver o leer mis propias contradicciones, porque me acercan más a la realidad que cualquier otra cosa.

      Vamos al lío...Me preocupa que la gente no pueda opinar libremente, que siempre haya alguien que marque el paso, la dinámica, como si pensar diferente fuera delito. Esto pasa ya en los trabajos, pero ya está trascendiendo a la vida pública. No hace tanto, la prensa era más libre, más dura con los que hoy nos gobiernan. Hoy parecen asalariados de los partidos políticos: son más palmeros que los propios simpatizantes o afiliados a un partido. Cuidado: no digo que no sea lícito, pero también necesitamos discrepar, negarlo todo, dudar, rechazar desde el principio de toda idea, para luego hacerla real, y que se quede lo realmente importante.

        Hoy día nos están negando la propia negación, y a mí eso me rompe el sistema. ¿Por qué no puedo negar una idea, sólo por el simple hecho de negarla, venga de donde venga? ¿Por qué tantos dogmatismos, tabús, y demás sistemas de anclaje a una estructura , la cual creo que está corrompida?

        Pues sí, hoy te dicen lo que tienes que pensar, lo que tienes que decir, lo que tienes que escribir, lo que tienes que leer,  a lo que tienes que seguir, lo que está de moda, lo 'trenting topic', la mierda del día.... Cuando no teníamos redes sociales, la gente hablaba, discutía, rebatía, pero con un cierto orden, con respeto. Hoy hay auténticas hordas, que desde el anonimato, intenta ... ¿qué intenta? ¿qué finalidad tienen esos ataques? 

       Yo lo veo desde el punto de vista del grupo. Si estás fuera del grupo, te atacan. Lo normal es estar siempre protegido por el grupo. Y el grupo tiende a dominar sobre el individuo: es raro el caso que un individuo sobreviva o se mantega en contra de un grupo entero. 

       Soy partidario de que todo el mundo hable, que opine, aunque vaya totalmente en contra de lo que pienso. Supongo siempre que otro oyente, en mi misma situación, es capaz de filtrar lo que se dice: es casi obligación tener la capacidad de hacerlo si no se quiere ser un palmero más. 

        Ahora la pregunta, ¿qué quieres hacer con tu vida? Eso es lo que le preguntaba un profesor de filosofía de mi instituto a un compañero que realmente estaba sin saber donde estaba, con la intención de despertarlo. La frase es graciosa, pero tiene dinamita pura. 

         Da igual la ideología o partido político: en todos los lados se intenta despreciar lo 'distinto', cuando realmente hay más cosas en común que diferencias, al menos en la mayoría de los casos. ¿En que se diferencian las aplicaciones de esas ideas? Seguramente en los líderes y en los equipos que se forman alrededor de los líderes. 

        Si miramos desde fuera, tenemos a Trump, Putin, Bolsonaro, Kim Jong-un, Merkel, Boris Johnson, Salvini (que ya no está a día de hoy)..una lista interminable de elementos impresentables que no valen el tiempo que se tarda en escribir sus nombres. Líderes decadentes, con escasas miras al futuro, con intereses locales o personales, que truncan metas más lejanas. Hoy se denominan nuevos fascismos.

        Y lo mismo si vamos a lo local... Tenemos nuestros partidos políticos (a los de siempre, y a los 'nuevos'). Antes algunos hablaban de 'casta', otros de 'derechita cobarde', otros de 'amigos de los independistas', otros 'la veleta naranja'. El simple uso de un insulto o descalificativo denota la falta de contenido de propuestas: no se puede usar falacias para convencer a la gente.  Desde aquí no se está en favor de unos o de otros, pero se está en contra de esa forma de hacer política: usando las trincheras de los insultos y los fallos de los otros para hacerse más grande, sin mirar nada más. A la gente hay que convencerla con números.

        Y cuando hablo de números, no hablo ni del PIB ni de la deuda externa, ni de la inflación, ni de la prima de riesgo Hablo del bolsillo de la gente: que tengan un trabajo digno (frase lapidaria hoy día, por cierto), que la gente pueda llegar a fin de mes, que pueda formar una familia y que pueda mantenerla. Joder, ¿es tan difícil? 

        El 10 de noviembre tendremos nuevas elecciones generales. Las segundas en un año. Y mucha gente irá a votar sin saber realmente lo que está votando. Por tanto, no nos quejemos luego de lo que salga. Hoy se dice "disfrutar de lo votado". En lo bueno, y en lo malo.

        Pues nada, paciencia. No nos cogerán por sorpresa, o eso pretendo.