domingo, marzo 05, 2017

El fracaso de Europa

Estamos viendo y oyendo noticias de lo que ocurre con los inmigrantes provenientes del continente africano. Un día fallecen cientos de inmigrantes en una ruta. Otro día fallecen en otra ruta alternativa. Todos mueren. Algunos consiguen llegar a las orillas de esta Europa, y ya en ella, los confinan en enormes campamentos que recuerdan otras épocas. Otros consiguen salir de esos campamentos, pero siempre serán refugiados. Etiquetados siempre.

Buscan un nuevo horizonte, lejos del horror de la guerra, de la pobreza, de la corrupción de su entorno. Algunos niños viajan solos, sin ningún acompañante. Sus familias lo envían en busca de familiares alojados ya en esta Europa que no se reconoce a sí misma.

Hoy, mañana y creo que para siempre queden en nuestra memoria esas imágenes y relatos que hoy, ya casi acostumbrados a oír, ya no perturban hoy nuestra conciencia. En algún momento de nuestras vidas, esas imágenes volverán a primer plano y nos estremeceremos como ahora vemos las imágenes de la II Guerra Mundial y los crímenes de guerra cometidos por los nazis. Y nos preguntaremos qué hemos hecho para evitarlo: pero ya será demasiado tarde.

Cuando la Unión Europea nacía en base a diferentes tratados, el espíritu de los políticos de aquel momento queda muy lejos del espíritu de los políticos actuales. La altura de miras ha bajado tanto que usar el adjetivo altura es errar demasiado. Políticos mediocres, preocupados por globos sondas enviados por sus periódicos palmeros: unos opinando a favor, otros opinando en contra, pero en la suma modificando nuestras opiniones y desviando la atención sobre lo que realmente importa: las personas. Sobreinformados, pero desinformados. Tan globalizados como dicen, pero especialmente localizados en nuestros propios problemas. Curioso relativismo.

Considero en mi opinión que los medios, al hablar desde el concepto de refugiado, hace invisible a esas tragedias personales de cada una de esas personas que huyen con la intención de mejorar su situación. ¿Qué recuerdos podría tener un niño que huye de la guerra en su país, y que al llegar a esa Europa en la que ansía vivir, le cierran la puerta de la ilusión y vive hacinado en un descampado con miles de semejantes?

Esto son sólo palabras y no llevan a ningún sitio. Ojalá las cosas cambien.


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